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Montevideo, Uruguay
Aspiramos a que nuestros libros sean los que el Inquisidor destine al fuego, porque confiamos en las palabras del Maestro según las cuales “Los manuscritos no arden”. Aspiramos a lectores con un mínimo de sentido del humor. Entendemos que los escritores tienen tanto derecho a ser exigentes con sus lectores, como los lectores lo tienen con sus lecturas. Cualquier otra versión del contrato entre escritura y lectura es una fantochada.